Solo los tontos debaten
Allí donde se celebraron, la primera tanda de debates confirma lo que ya sabíamos. Para los candidatos, los debates son spots electorales que tiene la ventaja de que duran mucho y van a buena hora, pero la desventaja de que son interrumpidos por los spots de los restantes candidatos cuando les corresponde su turno de palabra.
Donde no se celebraron, aún siguen discutiendo sobre reglas, tiempos, soportes y formatos como se discute de quién fue la culpa en los accidentes de tráfico o en los viajes familiares cuando nadie recuerda si se cerró bien la puerta al salir.
De la famosa política espectáculo, solo hemos adoptado el espectáculo. La parte que tiene y ofrece de transparencia, escrutinio público y confrontación de liderazgos y programas, queda para países como USA, donde a ningún candidato se le ocurre hacernos perder el tiempo con sus ridículas exigencias de cronómetro y fotomatón. Los medios no se lo tolerarían. Los votantes se lo harían pagar.
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