Cuaderno de bitácora. Fecha estelar 2012.3.29

Como en todas las huelgas, se discursea mucho de los piquetes informativos. Se recurre al esperpento de pintar a los sindicalistas como mafiosos o hooligans que recorren las calles cerrando por la fuerza comercios o talleres. Incluso la policía, en Madrid, se atreve a impedir el paso a los centros comerciales a ciudadanos que ejercen sus derechos solo por llevar la pegatina de algún sindicato.

No se habla tanto de los piquetes empresariales que en esta huelga han actuado con más contundencia y desfachatez que nunca. Pertrechados con esa arma de destrucción masiva que es la reforma laboral, han amenazado, intimidado y asustado a sus empleados con un despido fulminante y barato si ejercían su derecho.

Nadie ha exigido que la policía actúe con contundencia contra esos piquetes empresariales que en vez de silicona usan el despido, en lugar de clavos la amenaza de recortes laborales a discrección. A ninguna autoridad le ha preocupado proteger el derecho a ir a la huelga en paz y en libertad. Eso son derechos del siglo XIX, que diría De Guindos.