La
economía oficial se ha multiplicado por dos en los últimos veinte años, pero la
economía sumergida se ha multiplicado por cuatro. El fraude conforma un
elemento estructural de nuestra economía. Explica tanto nuestro raquítico gasto
público, como los problemas y desequilibrios en los ingresos tributarios. La
economía sumergida representa un fenómeno emergente en España. Creció durante
los noventa, cuando la burbuja inmobiliaria, y ha crecido aún más durante la
Gran recesión.
Un
estudio de la Universidad Rey Juan Carlos para la Fundación de las cajas de
ahorros (Público.es 1/6/11) sostiene que actualmente la economía sumergida
ronda el 21.5% de nuestro producto interior bruto. El informe «Doing Business
2007» del Banco Mundial señalaba que la economía sumergida en España representa
el 22,6% del Producto Interior Bruto (PIB).
Según
datos de la Organización Profesional de los Inspectores de Hacienda, en España
circulan 111 millones de euros en billetes de 500 euros, un 30% del total
emitido en la Unión Europea. La cifra de este tipo de billetes se ha
multiplicado por siete respecto de los existentes en el año 2002. El volumen de
nuestra economía sumergida prácticamente duplica al estimado en países como
Alemania (13% del PIB), Francia (12% del PIB) o Inglaterra (10% del PIB). En
plena bonanza económica, el Estado ha dejado de ingresar por esta causa 66.000
millones de Euros. Durante las últimas tres décadas, el Estado ha perdido en
ingresos fiscales un promedio estimado de 30.000 millones de euros anuales.
Pero
estas grandes macrocifras no cuentan toda la verdad, incluso pueden contribuir
a oscurecerla. Según datos del informe “Reducir el fraude fiscal y la economía
sumergida” (GESTHA, 2011), entre 2007 y 2010, los ingresos tributarios en
España cayeron en 41.140 millones, un 20,5% de la recaudación fiscal total. La
principal caída se ha producido en el impuesto sobre los beneficios de las
empresas, En ese breve período de tiempo, el Impuesto de Sociedades vio mermada
su recaudación en un 64%, 28.625 millones, el 70% de la caída global de la
recaudación fiscal. Este fenómeno de volatilidad fiscal no se ha registrado con
idéntica intensidad entre los países de nuestro entorno. Entre 2007 y
2008, los ingresos públicos en porcentaje del PIB cayeron solo un 0.2% en
Alemania, un 0.3% en Francia y un 2.4% en EE.UU.
En
España no hay dinero y hay fraude porque se pagan demasiados impuestos, suele
decirse ¿En serio? ¿No será que en España lo que hay es una minoría que se ha
acostumbrado a no pagar y a aprovecharse del Estado y del esfuerzo colectivo?
Nota: los datos se han extraído de la obra Piratas de lo público. Antón Losada. Deusto. Publicación: 14 de noviembre de 2013.
Totalmente de acuerdo. Simplemente con un buen programa de lucha contra el fraude fiscal y contra la economía sumergida se resolvería una buena parte de los problemas que padecemos. Un saludo
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