“Arréglame esto Paco”, debe haberle pedido por enésima vez Rajoy a Camps. Pero Paco no sabe qué tiene que arreglar porque seguramente está convencido de no haber hecho nada reprobable. Además, el pueblo le quiere y le ha vuelto a otorgar otra supermayoría. “Estos de la dirección nacional mira que son raritos” pensarán en Valencia.
El dilema de Rajoy es éticamente insostenible y políticamente endemoniado. Recién lanzada la doctrina @contraRubalcaba, por la que uno debe dimitir y queda inhabilitado si se procesa a un subordinado con quién se ha fotografiado, resulta altamente inconveniente tener que aplicarla a alguien con quien no solo te has hecho fotos, sino que has dado mítines y ha dicho que le apoyas en cualquier postura y en cualquier posición.
Dice el argumentario del PP @contraRubalcaba que “Es la segunda vez que se juzga a un Director General de la Guardia Civil tras el caso de Roldán” ¿Qué hacemos entonces con el primer presidente autonómico en activo en que se sienta en el banquillo de los acusados?
Si antes forzaba la dimisión de Camps, el partido podía entender que el líder no sabe agradecer los servicios prestados y no es de fiar porque a la primera dificultad corre a salvarse, como hace la lideresa. Si la fuerza ahora, entonces el partido no entenderá nada.
Si se queda quieto y espera, le está regalando balas anti blindaje al candidato sociallista, un tirador de precisión que casi nunca falla. Haga lo que haga, tendrá coste. Algo a lo que Rajoy ya no está acostumbrado.
El nacionalismo casposo hace estragos en la Comunidad Valenciana. Hay muchos que votan sin pensar y muchos mas que piensan y no votan. Una justicia apolítica e independiente puede servir de referente a unos y a otros para cambiar la situación, pero desgraciadamente el bipartidismo ha contribuido a politizar las altas instancias judiciales. Cuanto mas lo pienso mas me indigno. De verdad.
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