Aunque parezca un detalle menor, elegir una portada tiene su complicación...
El primer diseño dio en la diana. Nos gustaba la idea de jugar con el perfil de una calavera y unas tijeras que insinuasen el rostro. Intentamos ponerle un parche y un pañuelo pirata, pero quedaba tan obvio como feo.
Como nos pareció raro haber acertado a la primera, probamos diferentes combinaciones de colores para comprobar qué combinaciones podían tener más fuerza y hacer más reconocible el mensaje.
Después de un apasionante pero algo cansino intercambio de opiniones y teorías chiripitifláuticas sobre el color y los límites de la percepción del ojo humano, volvimos al principio. Nada como el azul.
Cuando ya pensábamos que lo teníamos claro y podíamos irnos a comer, a algún lumbreras se le ocurrio ponerse a experimentar con las letras para que hicieran de nariz y boca, por si alguien no pillaba lo de la calavera. Fue horrible. más debates y más teorías absurdas. Pero al final, triunfó la razón.
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