El nuevo objetivo de los estrategas se perfila claramente: que acabe como la campaña del buen rollo. Todo se reduce a una cuestión de amistad. Conocer gente nueva o recuperar a los viejos amigos, es el dilema que nos plantea el márqueting electoral.
Rajoy pasea por los escenarios de España comprometido en no decir algo que nos vaya a enfadar, o que pueda molestar a alguien. Besos, abrazos y buen rollo hasta que salga el sol y se abran las urnas. "Que él no quiere problemas, que los problemas amargan, si estoy contigo a tu vera, los problemitas se marchan..."
Encabezados por un Zapatero demasiado joven para el papel de vieja gloria a quien el tiempo y la historia harán justicia, los socialistas transitan por la campaña intentando reconstruir el buen rollo. Venga colegas, parece preguntarse Rubalcaba, qué nos ha pasado, cómo hemos cambiado, que lejos ha quedado aquella amistad, que nos ha pasado, cómo hemos olvidado aquella amistad…
Hay demasiados eslóganes en el aire. Alta saturación de consignas, incluso entre quien se rebelan contra las consignas. A este paso, el aire se acabará volviendo irrespirable. Atentos. No vaya a ser que pensar que el mundo es un lugar complejo y contradictorio, acabe siendo el problema.
El desconcierto empieza a reinar en esta campaña, sobre todo en las líneas socialistas, que empiezan a no saber a quién deben dirigirse.
ResponderEliminarQuién le iba a decir a Rajoy que la mejor arma contra el PSOE la iba a tener en toda la gente movilizada, que va a votar a mil opciones diferentes, mientras sus fieles acuden puntualmente a votar PP...
Un saludo!
No se si el movimiento de protesta beneficia a uno u otro, pero hablando en plata, que gane el PP, me sienta fatal. Si ahora están insufribles, cómo será si vuelven las banderas victoriosas
ResponderEliminarPois viva o desconcerto! Non creo que as movilizacións beneficien tanto ao PP como se comenta por aquí.
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