7/4/09

un buen ataque, El Periódico, 7/4/09

Artículo de Antón Losada: 'Un buen ataque' • La gestión política de la crisis pasa a la Moncloa El fútbol --esa metáfora de la vida-- enseña que la mejor defensa es un buen ataque. Zapatero ha vuelto a acreditar su olfato goleador colocándose en el área para rematar a puerta en el momento justo, aunque sea de churro. Desgastado por el drama del paro, con un Gobierno ensimismado en su propio catenaccio, acosado por una derecha en apariencia inmune a sus escándalos, su división interna y su propia torpeza y con la iniciativa política varada en los escollos de su minoría parlamentaria, el presidente ha jugado su mejor carta y mayor ventaja: el liderazgo.
Los cambios culminan la semana en que, mientras Rajoy se quemaba la mano por su tesorero, el presidente a quien tantas veces ha dado por acabado fijaba a España en el G-20, se retrataba con Obama y se lo llevaba a la Alianza de Civilizaciones. Pese al descontrol al comunicarla, la remodelación era la prolongación lógica de la jugada para subir al contrataque, tras arrebatarle al PP un balón con el que jugaba desde su triunfo en Galicia y su apoyo necesario en Euskadi.La evidente estrategia popular de convertir las europeas en un referendo sobre Zapatero hacía suicida esperar para hacer los cambios que reclamaba a gritos un Gobierno envejecido por su mala vida. Lo conocido del nuevo esquema confirma la impresión de que el presidente lo sabe y ha decidido doblar la apuesta.
El cambio de Solbes por Salgado rebaja a gestor al responsable económico y transfiere el peso político de la gestión de la crisis a la Moncloa. Zapatero mandaría un mensaje alto y claro: la crisis es cosa suya. La vuelta de Chaves a una vicepresidencia ocupada en las relaciones con las autonomías parece anticipar un renovado protagonismo de la España plural en el discurso socialista. Lo que sería una hábil respuesta política al acuciante problema de su soledad parlamentaria. La entrada de Blanco duplica la capacidad de fuego de un Gobierno acusado, con razón, de ser un grupo de personas tan calladas y discretas que la mayoría olvidaba su existencia. Finalmente, la presunta reducción de carteras corrige el error cometido hace un año al aumentarlas.
Sobre el papel, traza la jugada de un buen pelotero al mejor estilo de Guardiola. El problema es que, como en el fútbol, da igual si el equipo lo hace bonito: lo único que salva al entrenador es ganar.

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