Cuando el helicóptero se lleva a Benedicto XVI rumbo a Caltelgadolfo y a estrenar la innovadora condición de “Papa Emérito¨”.la Iglesia Católica entrará en un mundo nuevo para ella: la bicefalia.
Si fuera un partido político o una empresa, ya estaríamos hablando de bicefalia. Pero como es la Iglesia, no; aunque solo sea por no exponerse a una excomunión, o a pasar una tarde encerrado con un confesor.
El Papa emérito ha dejado claro que tiene un diagnóstico y sabe lo que debe hacerse para limpiar esa ciénaga que es a curia. Tiene autoridad moral, intelectual y personal para defenderlo y reclamarlo. Y algo mejor, tiene ganas. Se va porque no puede, no porque no quiera.
Si el nuevo Papa comparte el análisis, la bicefalia será gestionable y todos los problemas serán discrepancias menores sobre tiempos, ritmos y formas.
Si le nuevo Papa no comparte la visión de Ratzinger, o incluso la rechaza. Prepárense a un carrusel de encíclicas paralelas, filtraciones, entrevistas y mensajes en clave. Si lo del PSOE y el PSC les parece fuerte, la bicefalia papal es lo siguiente.
Vamos, que la curia va a tener a su Aznar de turno.
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