Si. El presidente lo entiende. Usted no está para celebraciones. En el trabajo le han dicho que o susto, o ERE. Aquel segundo sueldo que entraba en casa, primero empezó a llegar a tiempo parcial y luego se fue para no volver. La pensión del abuelo ya no da para mas y el año que viene dará para menos. Además, ahora debe pagar sus medicinas porque, al parecer, comparado con un parado es un privilegiado por disfrutar una pensión fija. Como los funcionarios, otros regalados por tener un sueldo fijo. Cobrar a fin de mes ya no constituye un derecho. Al parecer, se ha convertido en un privilegio.
En la televisión cuentan que los precios no suben. Y seguramente será verdad. Pero lo que usted comprueba cada día es cómo desde luego no bajan mientras los salarios se rebajan más y mucho más rápido. Becas y ayudas que echaban una mano para dar una educación a sus hijos le han sido retiradas porque, al parecer, suponen lujos que no nos podemos permitir. El año que viene pinta aún peor: menos becas, más tasas, más copagos.
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