La economía oficial se ha
multiplicado por dos en los últimos veinte años, pero la economía sumergida se
ha multiplicado por cuatro. (....) El informe «Doing Business 2007» del Banco
Mundial señalaba que la economía sumergida en España representa el
22,6% del Producto Interior Bruto (PIB). Según datos de la Organización
Profesional de los Inspectores de Hacienda, en España circulan 111 millones de
euros en billetes de 500 euros, un 30% del total emitido en la Unión Europea.
La cifra de este tipo de billetes se ha multiplicado por siete respecto de los
existentes en el año 2002. El volumen de nuestra economía sumergida
prácticamente duplica al estimado en países como Alemania (13% del PIB),
Francia (12% del PIB) o Inglaterra (10% del PIB). En plena bonanza económica,
el Estado ha dejado de ingresar por esta causa 66.000 millones de Euros (.....)
Según datos del informe “Reducir
el fraude fiscal y la economía sumergida” (GESTHA, 2011), entre
2007 y 2010, los ingresos tributarios en España cayeron en 41.140
millones, un 20,5% de la recaudación fiscal total. La principal caída se ha
producido en el impuesto sobre los beneficios de las empresas, En ese breve
período de tiempo, el Impuesto de Sociedades vio mermada su recaudación en un
64%, 28.625 millones, el 70% de la caída global de la recaudación fiscal. Este
fenómeno de volatilidad fiscal no se ha registrado con idéntica
intensidad entre los países de nuestro entorno. Entre 2007 y 2008,
los ingresos públicos en porcentaje del PIB cayeron solo un 0.2% en
Alemania, un 0.3% en Francia y un 2.4% en EE.UU (.....)
El caso del último gobierno
Zapatero resulta paradigmático. Según datos de la AET sobre el ejercicio
fiscal de 2011, los grandes grupos empresariales tributaron al 3.5% por sus
85.954 millones de euros en beneficios. Desde 2006, la recaudación ha pasado de
más de 12.500 millones a poco más de 3.000 millones de euros. La
explicación se encuentra en las rebajas, compensaciones y beneficios
fiscales introducidos durante ese período en el impuesto de sociedades.
Beneficios inspirados por la lógica corsaria que establece que,
supuestamente, las rebajas de impuestos a las empresas se invierten de manera
casi automática en crear más empleo y generar más riqueza. Otra buena teoría
corsaria arruinada por la crudeza de los hechos (.....)
Los trabajadores y
pensionistas declaran anualmente a la Hacienda Pública una media de 19.500
euros, más de ocho mil euros por encima de la media consignada por los pequeños
empresarios y profesionales liberales, que declaran respectivamente
11.000 euros y 8.500 euros de ingresos medios. Con bastante
coherencia ante esta realidad, según datos del Barómetro fiscal IEF 2012,
siete de cada diez españoles cree que el fraude fiscal ha aumentado en los
últimos años. Cuatro de cada diez creen que se debe a la impunidad de los
defraudadores. Los ciudadanos opinan también que los colectivos que más
defraudan son los empresarios (41%), seguidos por los profesionales (19%) y
autónomos (9%); los que menos defraudan son los asalariados (3%).
La gran mayoría de los
españoles paga sus impuestos y cumple sus obligaciones. Nuestras clases media y
baja viven en la dura realidad de la economía en blanco. La minoría que
disfruta de los niveles de renta más altos es justamente
quien más se resiste a pagar y prefiere vivir en el paraíso de la
economía en negro. GESTHA, el Sindicato de Técnicos de Hacienda, afirma que el
80% del fraude fiscal en España se concentra precisamente entre las grandes
empresas, las grandes fortunas y los profesionales. Esta concentración no ha
sido combatida con una estrategia sostenida de lucha contra el fraude fiscal.
Más del 70% de los recursos de las agencias tributarias se consumen en
verificar y controlar las declaraciones presentadas. Menos de un 25% se dedica
a investigar y destapar el fraude sobre el terreno y donde todos sabemos
que se oculta. Según datos del Observatorio de Responsabilidad Social 2012, más
del 90% de las empresas de IBEX, empezando por las grandes privatizadas, posee
alguna de las 437 sociedades filiales constituidas en esos
“paraísos fiscales piratas”.
Se equivocan radicalmente
quienes relacionan este crecimiento de la economía sumergida y el fraude fiscal
entre las grandes corporaciones y los grandes perceptores de renta con los
“elevados” impuestos que soportan en España. El tipo medio nominal del
impuesto sociedades se sitúa en torno la 30%, pero gracias al complejo esquema
de deducciones y desgravaciones fiscales del impuesto, las grandes
corporaciones españolas cotizan realmente a un tipo inferior al 12.5%; aquellas
incluidas en el IBEX incluso por debajo del 11%. Solo dos de cada diez
españoles creen hoy que el fraude se deba a que en España se pagan demasiados
impuestos (IEF, 2012). El impuesto de patrimonio, lejos de gravar a las grandes
fortunas, ha castigado históricamente a las clases medias, gracias a un
diseño del impuesto que permite toda clase de artefactos y técnicas contables
para reducir la base impositiva. (…..)
“Defraudar en España es
«relativamente asequible para las grandes empresas y para las personas con
recursos elevados”, declaraba públicamente Ransés Pérez
Boga, Presidente de la IHE, Organización Profesional de
Inspectores de Hacienda (abc.es. 7/12/2012). La reciente y
vergonzosa amnistía fiscal promovida por el gobierno de Mariano Rajoy prueba de
manera irrefutable como no solo es así de asequible, sino que además resulta
recompensado en el medio plazo. Solo el tiempo dirá el alcance del daño
infligido a la legitimidad de la Hacienda Pública española por una amnistía
fiscal que ha premiado a los defraudadores, mientras las políticas de
ajuste fiscal exprés se cebaban castigando a los ciudadanos que pagan
religiosamente sus impuestos. Más munición para los piratas de lo público. El
mensaje de la amnistía fiscal no puede ser más claro: defraudar es lo
correcto y lo inteligente. Solo pagando un 10% de lo defraudado y sin
sanción alguna el defraudador ha podido regularizar su situación (......)
Sobre la amnistía fiscal. Se da una paradoja. Hay una manera en la que quienes se hayan acogido a ella puedan recuperar incluso el 10% que les costó.
ResponderEliminarLa amnistía tiene la forma de un nuevo tributo. Un impuesto sobre la afloración de capital oculto. Pero, nuestra constitución nos dice que para la creación de nuevos tributos será necesario que se regulen mediante ley ordinaria. La aministía fiscal fue promulgada mediante decreto-ley, con lo que cualquiera que se haya acogido a ella puede irse al tribunal de lo contencioso-administrativo y denunciar que es una exacción ilegal.
Evidentemente, hacienda en ese caso puede obligarle al defraudador a tributar al tipo normal, pero..... mientras no resuelva el tribunal no podría hacerlo, ya que sería una doble imposición, y hacienda sólo tiene 4 años para reclamar esa cantidad. Por tanto, a poco que se retrase el tribunal constitucional en resolver la cuestión de inconstitucionalidad que le tendría que plantear el juez de lo contencioso-administrativo, ya pasarían esos 4 años, hacienda tendría que devolver ese 10% y todos tan felices.
Vamos, que además de piratas, chapuceros.Me encantariá ver a Bárcenas cuando salga de la cárcel, pidiendo el subsidio de excarcelación y reclamando el 10% que tributó al acogerse a la amnistía fiscal. Puede ser cachondísimo.