Mezclarlo todo y aguantar. Jamás contestar lo que no puedas repreguntar. Cuando menos se lo esperen, sorprendérles con una obviedad tan obvia que obligue a buscar algún significado oculto que se nos debe estar escapando porque si no, resulta incomprensible. Para el Debate sobre el estado, Rajoy vuelve a hacernos su conocida "maniobra mareo Mariano".
La situación comatosa de este país desmoralizado se merecía que en su parlamento discutieran en tiempo y forma sobre la corrupción, la gestión de la crisis o el atolladero donde se ha metido al proyecto europeo.
Rajoy ha preferido mezclarlo todo para que la peineta de Bárcenas sea lo mismo que los seis millones de parados, los EREs andaluces se agiten como los recortes en educación o los espias de método3 salpiquen como los casos de la amnistía fiscal.
No es por vagancia, resulta intencionado. La crisis funciona como una oportunidad para un presidente seriame. A falta de comodín del público, ha pedido el comodín de la economía para contestar a las preguntas sobre corrupción. De Europa ya ni hablamos. Nos cuesta demasiado entenderla como para preocuparnos. Que inventen ellos.
Si además la oposición cae en el trampa de enlodar el debate mientras Rajoy se explaya sobre el déficit, o anuncia grandes medidas llenas de grandes números, habrá conseguido otro objetivo. Deslizarse por la pista con la misma habilidad con que esquía el extremo Bárcenas.
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