Ya hemos acreditado en este blog como ni los argumentos
que suelen manejar los piratas de lo público (ver post) , ni
tampoco las previsiones
oportunamente retocadas (ver post) que alegan, justifican una
segunda reforma de las pensiones como la aprobada por el Parlamento el jueves
31 de octubre. Tampoco justificaban la reforma impulsada por Zapatero en 2011.
El sistema ciertamente necesita reformas. Pero no éstas.
Nuestro gasto en pensiones no se ha disparado, ni se va a disparar. En 2050
gastaremos lo que ahora gastan los países de nuestro entorno europeo. El
déficit de la Seguridad Social es consecuencia de la duplicación del paro en
menos de cuatro años. Las previsiones que sustentan la reforma exageran de
manera intencionada el peor escenario demográfico y desprecian el aumento de la
productividad o la opción de que nuestro sistema de pensiones deje de estar
sostenido mayoritariamente a través de las menguantes rentas del trabajo para
incorporar a las boyantes rentas del capital.
La pregunta parece obvia ¿Por qué entonces esta urgencia en la
reforma? ¿Por qué está tenacidad para aprobar otras reforma cuando la anterior
apenas ha entrado en vigor? Para salvar el sistema, alega el gobierno mientras
gasta sin cortarse la Hucha de las pensiones: veinte mil millones en menos de
dos años. Para privatizar acusan otros que votaron a favor de una reforma de
2011 que iba en la misma dirección. Veamos qué dicen los datos oficiales
verificables.
El gráfico 11 (Losada 2013) expone con meridiana claridad la situación que
afrontan el mercado privado de las pensiones. A pesar de todas las dudas
sembradas durante décadas sobre la sostenibilidad de nuestras pensiones y los
miles de millones reglados en incentivos fiscales (más de 15.000 millones en la
última década), el mercado privado de las pensiones no arranca. Ni siquiera
durante los años dorados de la burbuja fue capaz de hacerlo.
El gasto privado en pensiones en España se sitúa unas décimas por encima de
países con sistemas similares al nuestro y en el caso de Alemania equivale a
gastar el doble. Es el magro fruto de años de empujarnos a golpes hacia los
planes privados y del hecho de que nuestro gasto público en pensiones se sitúa
por debajo del que presentan esos estados.
Sin embargo, andamos muy lejos del gasto privado de países como USA o
Inglaterra, casi tres puntos por debajo. Países que paradójicamente presentan
unos niveles de gasto público muy similares al español. La conclusión resulta
obvia. Para que el mercado de pensiones privado avance, para que el sistema
financiero pueda captar el ahorro que ahora destinamos al sistema público de
pensiones, el sistema público debe ser apartado, debilitado y, si llega el
caso, demolido.
Seguramente por eso, la mayoría de los expertos que participan o han
participado en las sucesivas reformas presentan sólidos lazos y fructíferas
relaciones con entidades aseguradoras y financieras. Por ejemplo, el famoso
comité de expertos que ha diseñado la última reforma estaba dominado por el
famoso "Grupo de reflexión sobre pensiones", patrocinado por UNESPA,
la patronal de los seguros.
Solo
acercarnos a las magnitudes de gasto privado de los países con un gasto público
en pensiones similar al nuestro, USA o Inglaterra por ejemplo, supone un
negocio de más de veinticinco mil millones de Euros. Recursos que nuestro
sistema financiero necesita urgentemente para mantener rodando la bola del
negocio. A partir de ahí, el cielo es el límite. No lo olvide, cuando usted dice
pensión, ellos dicen negocio.
Nota: los datos se han extraído de la obra Piratas de lo público. Antón Losada. Deusto. Publicación: 14 de noviembre de 2013
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